domingo, 14 de enero de 2018

Kawide, intento de alteridad


 Opinión de Bruno Jordán



        Kawide nació en los Andes, allá en el Perú, en el seno -como se usa- de una comunidad indígena -mejor nativa- de allí, los Aimara. Y también de la Pachamama. Hace 62 años.

Le conocí a principios de los 80. En las marchas jornaleras contra el paro que recorrieron buena parte de la tierras murcianas. Estaba él casi recién llegado aquí tras un breve lapso en Italia. En su país -y sobretodo en la sierra- acontecía el sanguinario enfrentamiento armado entre la guerrilla de Sendero Luminoso y las fuerzas militares y policiales del estado peruano. 



El mismo Kawide ya había estado participando en las defensas rurales -allá rondas campesinas- que su comunidad organizó frente las atrocidades. Hablamos mucho de aquello en las interminables caminatas de las marchas. Casi no le había vuelto a ver. Ni siquiera me llegaban apenas noticias sobre cómo le iba o lo que hacía. Treinta y pico años después, hemos podido dar por extraídas las conclusiones de aquellas conversaciones.




Hace unos días me enteré de que la empresa de autobuses LYCAR le había despedido y fui a verle. Se trataba de un acto de conciliación; preceptivo en el caso de que se haya presentado demanda legal ante "lo laboral". Grabé un vídeo sobre el intento de readmisión sin más trámites en la negociación -fallida por la cerrazón de la empresa- y la solidaridad allí demostrada. 




Supe que durante todos estos años había mantenido su mismo compromiso con cualquier tipo de causas sociales. Actualmente se desempeñaba como conductor y estaba despedido. Represaliado por LYCAR como consecuencia de los éxitos que iba consiguiendo Kawide en sus denuncias sindicales ante las autoridades laborales. Obtenidos en su calidad de secretario del comité  de  empresa.




Al día siguiente, la demostración de solidaridad social tuvo lugar en la estación de autobuses de Molina de Segura. Para los tiempos que corren -y que hacen-, fue muy numerosa y de nuevo me puse a grabar aquello tanto en su versión reducida como casi total. Exitosa y emocionante concentración. Emocionada multitud de reencuentros felizmente pretextados por las luchas en que participó Kawide. Y que, de nuevo, ahora, ahorita, sufre.





Hemos retomado el contacto -digital, tiempos que corren y que hacen- e intento explicarme a Kawide. Toda una vida peleando. Con unas pocas luchas ganadas y -ciertamente- la mayoría perdidas. Kawide sigue venciendo en la principal de ellas: no perder la dignidad como ser humano. Es un buen espejo donde mirarse.




No hay comentarios:

Publicar un comentario